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Resumen

Offworld Trading Company es un juego de estrategia en tiempo real en el que el dinero, y no la potencia de fuego, es el arma del jugador. Los jugadores dirigen sus empresas en desarrollo en una guerra económica despiadada contra otras empresas que buscan convertirse en la potencia económica dominante en Marte.

Inspirado en clásicos como M.U.L.E., Offworld Trading Company obliga a los jugadores a tomar decisiones difíciles sobre qué recursos adquirir, qué bienes construir y vender, cómo interactuar con el próspero submundo del planeta y cuándo y qué acciones adquirir.

Los jugadores compiten contra un máximo de siete empresas controladas por la IA o por los jugadores. El juego se gana cuando un jugador adquiere finalmente todas las acciones de sus competidores, arrebatando así el control de toda la economía del planeta.

Argumento

Tras el Gran Colapso, la esperanza murió para la mayoría de los habitantes de la Tierra.
Los asteroides debían proporcionarnos recursos ilimitados, pero su promesa fue robada por un monopolio corrupto.
Los poderosos imponen un statu quo dedicado a proteger sus intereses, dejando al resto de nosotros luchando por las migajas.
Marte es la última oportunidad para cualquiera que aún crea que puede hacer algo por sí mismo.
Es el momento de reclamar.
Es hora de dirigirse a Offworld.

El año es 2063. La última generación experimentó una serie de desastrosos reveses que hicieron dudar de nuestro futuro incluso a los más optimistas. La Tierra sufrió el Gran Colapso: un colapso del mercado mundial alimentado por la avaricia humana y logrado por una inteligencia artificial que se volvió rebelde. También se produjo el Desastre Rojo, que dejó tras de sí colonias fallidas y moribundas patrocinadas por el gobierno en la superficie marciana.

En este ambiente de miedo, un poderoso Sindicato tomó el control y reclamó los derechos exclusivos del cinturón de asteroides, rico en recursos. Alimentado por enormes depósitos de metales preciosos y otros materiales, el Sindicato se convirtió en el prestamista exclusivo de los gobiernos mundiales. Nadie estaba a salvo de su mano controladora, y tras el restablecimiento de la prisión de deudores, los países libres que quedaban en el mundo decidieron que había que hacer algo drástico.

La chispa necesaria para encender el espíritu humano estaba fuera del mundo. Los gobiernos del mundo decidieron volver a establecer colonias en Marte, con la esperanza de recuperar el control de su futuro de manos de los usureros del Sindicato.

En un intento de hacer las cosas de forma diferente esta vez y evitar un segundo Desastre Rojo, un mercado libre basado en la competencia y la meritocracia parecía nuestra mejor apuesta. Atrás quedaron los días de las subvenciones y las transacciones electrónicas automatizadas. Los negocios de cada colonia se ganarían en el campo de batalla económico, y sólo se permitiría continuar a las empresas más exitosas.

Las nuevas colonias marcianas serían abastecidas y disputadas por una extraña variedad de personas, todas con una idea esperanzadora en común: "Hagámoslo mejor esta vez".